En una vieja aldea vivía una pareja de ancianos que añoraban y deseaban con todo el corazón tener un compañero en el hogar, pues ellos ya se sentían viejos y solos; por lo que un día por la mañana salieron a recorrer el bosque juntos y encontraron un muñeco tirado y en mal estado, ellos decidieron recogerlo y llevarlo a su pequeña choza, el muñeco parecía real y sus ojos tenían un brillo especial; entonces los ancianos se preguntaron ¿Por qué un muñeco tan lindo fue tirado y abandonado? Ellos sentían mucha pena pero a la vez mucha alegría, pues habrían encontrado por fin a su compañero que tanto deseaban. La anciana decidió coserle un nuevo traje al invitado y el anciano decidió reparar unos zapatos ya viejos y sin uso para el muñeco.
Los ancianos siempre cuidaban del muñeco y le daban la mejor atención, pues ellos se imaginaban que era real, de carne y hueso; cuando ellos salían al bosque a recoger frutas y maderas para calentarse por el frio lo llevaban al muñeco y jugaban con él, ellos eran una verdadera familia. Regresaban del bosque muy contentos y felices.
Hasta que un día de paseo por el bosque el muñeco se perdió y los ancianos regresaron a su choza muy tristes y acongojados, pues habían perdido a su mayor tesoro y compañía, sin embargo los ancianos regresaron el día siguiente, el día siguiente y no encontraban nada, hasta que después de una larga semana regresaron al bosque a buscar al muñeco y se llevaron una gran sorpresa, ohhhh el muñeco estaba encima de un pino y tenia vida propia, pues al parecer ese pino era encantado y derramaba magia.
Los ancianos no lo podían creer, ellos gritaban del susto y a la vez de felicidad ¡no lo puedo creer! decía el anciano a la anciana; sin embargo el muñeco al ser convertido en niño por la magia del pino tenía una condición: “si el niño decía mentiras nunca crecería y se quedaría pequeño para siempre”. Llamaron Pinocho al niño, gracias a la magia que poseía el pino. Ese día regresaron los ancianos y Pinocho a la pequeña choza.
Todo era felicidad, Pinocho era un niño ejemplo, el vivía agradecido del pino que le dio vida y unos abuelos muy buenos que lo querían sin ninguna condición, algunos días la anciana se ponía celosa, pues el abuelo le contaba cuentos y lo hacia reír todas las noches a Pinocho, y la abuela pensaba que la dejaban de lado y ya no la querían; sin embargo Pinocho iba y abrazaba a la abuela y todo volvía a la felicidad.
Pinocho aprendió a vivir en familia y aprendió buenos modales y costumbres por los abuelos que tanto lo querían, esto significo que Pinocho cumplió con la condición de no mentir y se convirtió en un hombre fuerte y grande que daba la vida por sus abuelos, pues ahora le tocaba cuidar de ellos.
Pinocho se convirtió en la fuerza de los abuelos, y para los abuelos, Pinocho era su felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario